sábado, 8 de enero de 2011

En el camino...

Con el permiso o sin él de los fotógrafos profesionales y autorizados.

Estas fotografías no tienen nada de artístico en cuanto a técnicas, posiciones o modelos, en realidad su única belleza, al menos así lo creo, es la imagen que reflejan y la carga de significación, que para mí, insisto, ha tenido durante los últimos cuatro años (entre 2007 y 2010).
 
La imagen de este árbol, cuyo nombre averigüé en algún momento y ahora no puedo recordar, ha tenido cientos de formas, algunas veces semejante a un pulmón enfermo y agujereado, otras a un corazón humano luchando por sobrevivir, otras tantas a un enorme palo seco a punto de caer, y nada más. Esta última imagen es seguramente la que tienen todos aquellos que transitan diariamente por la carretera Panamericana entre Guayabones y Arapuey (Estado Mérida), a quienes el paisaje les es más que cotidiano. 

Digo que estas fotografías, siempre digitales, nunca impresas, no tienen nada artístico si hablamos técnicamente; sin embargo, él, el árbol, ha estado ahí, incluso en las épocas más intensas de vientos, calor y lluvias torrenciales, con su copa poco poblada, con el tronco quemado, estropeado, guarida de una inimaginable cantidad de bichitos.

Él, el árbol, ha estado de pie, como un modelo fiel (ojalá que permanezca de este modo por algún tiempo más), esperando a que cualquiera pase elevando la mirada y note su presencia, poco imponente ya, a pesar de su tamaño, por el monte abundante del potrero donde habita. 

Yo he sido uno de esos pares de ojos que buscando entretenerse han volcado la mirada más allá del retrovisor, han sacado la cabeza por la ventana del carro en movimiento y velozmente han disparado el flash de la cámara.

Él, el árbol, entre los meses de octubre y diciembre se pone guantes de hojas verdes en las ramas inferiores, supongo yo que así disimula un poco esos accesorios que poco le lucen rodeándolo y enredándolo. Me refiero a los cables de luz y teléfono.

Es seguro que él, el árbol, no tiene ni idea de todo esto, menos de que es  modelo de todos ustedes y será objeto de comentarios. Tampoco debe saber, y espero que no, que los vecinos del potrero que él habita han hecho plan para «modernizar» el cableado, por tanto pronto será desalojado de la orilla de la carretera.


Fotografías y texto
Vanessa Márquez      

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